Utilizar la calefacción a una temperatura demasiado elevada provoca un gasto extra innecesario. Mantenerla a 21 grados es suficiente para calentar un hogar. Recuerda que la calefacción no tiene el objetivo de reproducir las temperaturas del verano para ir por casa en tirantes. Lo lógico es vestirse con prendas de cierto abrigo correspondientes al período, y, de paso, evitar que la factura se dispare. Con un termostato te resultará más sencillo mantener una temperatura óptima durante todo el día y ahorrarás entre un 8 y un 13% en tu consumo. Además, recuerda que puedes controlar el funcionamiento de tu calefacción desde cualquier punto, a través de Internet.